Sí, errar es humano.
Pero aprender de esos errores es, como diríamos en Sacco, creativamente divino.
Hoy queremos compartir algunos de esos tropiezos que nos han hecho mejores profesionales y, más importante aún, más humanos.
Lo que se imprime, se queda (para siempre)
El papel no tiene Ctrl+Z. Y aunque descubrirlo dolió (je), este error nos enseñó la importancia de revisar, releer y revisar otra vez antes de mandar cualquier cosa a impresión. Ahora, el “doble chequeo” es casi un mantra en nuestra agencia.
Copiar a la persona equivocada en un mail
Nada como el frío que recorre tu espalda al darte cuenta de que copiaste a quien no debías. Este pequeño gran error nos recordó el poder del botón “deshacer” de Gmail, pero también la importancia de leer cada detalle antes de apretar “enviar”.
Olvidar adjuntar el archivo en un correo
“Te lo mando enseguida”, pero… ¡sin el adjunto! Este clásico error nos enseñó algo simple pero poderoso: revisar no solo lo escrito, sino lo que acompañará el mensaje.
No apagar el micrófono mientras esperamos a los clientes
¿Hay algo peor que un comentario fuera de lugar captado por accidente? Después de algún que otro momento incómodo, aprendimos que el silencio es siempre la mejor opción cuando la llamada aún no empieza.
Errar y aprender: el combo perfecto
Cada error trae consigo una oportunidad, y en Sacco hemos aprendido a abrazarlas todas. Los pequeños fallos, aunque incómodos, nos han hecho ser más meticulosos, más estratégicos y, sobre todo, más conscientes.
Celebrar nuestros 30 años de historia también significa celebrar todo lo que hemos aprendido en el camino.
¿Algún erro-aprendizaje que debamos sumar a la lista?